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18 mar 2012

La catedratización de la Universidad de Caldas: un paso atrás en garantías, investigación y desarrollo.

La catedratización de la Universidad de Caldas: un paso atrás en garantías, investigación y desarrollo.


Con el acelerador a fondo por parte de la rectoría, el consejo académico aprobó la propuesta de acuerdo “Por el cual se definen políticas y criterios generales para regular los procesos de selección, vinculación y contratación de los docentes Ocasionales y Catedráticos de la Universidad de Caldas”, la cual no contó con el respaldo de la asamblea general de profesores y mucho menos con el apoyo de la representación estudiantil. Lejos de ser nuestra negativa un sencillo reflejo de sectarismo hacía la administración es el resultado de un juicioso análisis el cual  –de manera resumida– expondremos a continuación.

Tras una generosa presentación del acuerdo denominada “considerandos” y “principios orientadores” donde se declara “Que la Universidad propenderá por la vinculación de docentes de las mejores calidades en cuanto a su formación humana, profesional y disciplinar” dentro del marco del respeto por la “calidad académica y la aplicación de los derechos laborales, la primacía de la realidad sobre las formalidades y la equidad” se  observa, sin embargo, que esta frases carecen de coherencia al ser comparadas con los aspectos orgánicos del proyecto de acuerdo. La contratación de los docentes ocasionales según el artículo 4° será  hasta por 10 meses” lo cual representa que el docente de esta modalidad podrá ser contratado por un mes o hasta una semana, rechazando con esta medida la petición de los consejeros estudiantiles de que existiese un mínimo de contratación de los docentes que brindara estabilidad laboral en coherencia con los principios orientadores en que se consagra “la aplicación de los derechos laborales”; estabilidad laboral que permitiría que los profesores ocasionales realicen la otra mitad de su labor que es sobrepasar el aula e ir a la investigación –actividad que necesariamente requiere unas ciertas garantías laborales–. De otra manera es vendernos molinos de viento por gigantes.

En concordancia con el estilo aplicado a los docentes ocasionales se procedió a definir a los docentes de cátedra como aquellos contratados para “actividades de docencia directa en los programas de pregrado o postgrado, en atención a su experiencia o experticia particular”, es decir, personas como jueces, especialistas, investigadores, escritores, etc. que pudiesen sacar un momento de su apretada agenda para dar unas cuantas horas-clase en la institución, definición que no se compadece con la situación actual en que se ha utilizado esta modalidad de contratación para ahorrar costos, perjudicando tanto a docentes como a estudiantes y contrariando los fallos de la corte constitucional, que frente a los catedráticos expresó en la sentencia C-06 de 1996 que “…las universidades oficiales han de hacer un uso racional de esta modalidad de vinculación, evitando con ella suplir carencias que se originan en circunstancias de orden financiero y/o político, tales como reducción de costos educativos, congelación de plantas, ausencia de disponibilidades presupuestales, insuficiencia de plazas, etc.

Lejos de cumplir con lo predicado, se generó un régimen de contratación para que los catedráticos dicten 15 horas a la semana e incluso se abrió la puerta para que se puedan aprobar más horas de las establecidas, representando un enorme retroceso en la actual situación de contratación de hasta 13 horas. Por otro lado, el impacto más grave será para los profesores que siendo hoy ocasionales, pasarían a ser catedráticos, con el agravante de que por el mismo régimen de contratación éstos últimos no reciben incentivos para que realicen investigación y extensión, lacerando de esta manera la misionalidad misma de la universidad. Además debemos dejar constancia de que por más que se solicitó que se nos notificara cuántos profesores ocasionales pasarían a ser profesores catedráticos a costa de perjudicar su tiempo invertido en la institución y sus propias condiciones monetarias, la vicerrectoría académica no supo darnos el dato.

Desde la representación estudiantil queremos dejar constancia de que nos oponemos al atropello que en los últimos 4 meses se ha realizado de manera sistemática contra el profesorado y el estudiantado, la modificación a la política curricular que introdujo sin ningún tipo de miramiento académico a 60 estudiantes (y hasta más en un solo salón), aunado al recorte de la planta docente y a la dificultad en la inscripción de materias por parte de los estudiantes, medida que a la larga generará más retención estudiantil no deseada. Exhortamos al estudiantado de la Universidad de Caldas a que se una a la lucha de los profesores por mejorar sus condiciones de contratación, empezando por acompañarlos en el rechazo al proyecto de acuerdo que por parte del Consejo Académico fue aprobado pero que aún está pendiente de una última revisión por el Consejo Superior.


Alexander Álvarez Giraldo
Rep. Consejo Académico.

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